Mark Reynier es una figura visionaria en la industria del whisky, conocido principalmente por su papel en la revitalización de la destilería Bruichladdich en Islay y por la fundación de la destilería Waterford en Irlanda. En Bruichladdich, Reynier introdujo conceptos innovadores, como la aplicación del concepto de "terroir" del vino al whisky, destacando cómo el entorno específico y el suelo donde se cultiva la cebada pueden influir en el sabor del whisky. Su enfoque desafió las normas tradicionales de la elaboración de whisky y atrajo una nueva atención hacia la importancia del origen y la procedencia en la industria.

Después de vender Bruichladdich a Rémy Cointreau en 2012, Reynier se enfocó en Waterford, donde continuó explorando el concepto de terroir. Transformó una antigua cervecería de Guinness en una destilería de vanguardia, donde él y su equipo aplican técnicas avanzadas de fermentación y un enfoque meticuloso en la calidad de la cebada para producir un whisky que refleje las características únicas de sus ingredientes y orígenes.